«Españolito: una de las dos Españas ha de helarte el corazón»

Publicado 02/06/20, en España Exterior

Por Ricardo Martínez Barros *

 

La mirada del otro

¿Esta pandemia va a seguir destruyéndonos?

No, no me refiero al Covid-19, sino a ese mal endémico de las “dos españas”, la que exhibe progresía contra la que se abraza al pasado, la de los que están en posesión de la verdad contra los que se equivocan siempre, la que trabaja contra la que holgazanea…

La del odio y el resentimiento contra la que proclama olvido y perdón.

¿Nadie es capaz de elevarse por encima de la mediocridad para alertar sobre lo que ya Antonio Machado visionó con lucidez poética en el año 1912?

Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

¿Qué está buscando cada bando? ¿Autodestruirse? ¿Acaso el contrario no aporta alguna virtud, alguna iniciativa plausible?

¿Seguimos siendo tan estúpidos que sólo escuchamos a nuestras sirenas, que con sus melosos cantos nos pueden arrojar contra las rocas?

Hago estas breves reflexiones porque estoy observando, como jurista, el total desencuentro frente a elementales principios que sustentan el entramado normativo de nuestro país.

Si fallan los principios de legalidad, de seguridad jurídica y el principio jerárquico de las leyes, va a ser muy difícil que la Justicia cumpla su verdadero cometido, y que no es gobernar, sino poner límite a los otros poderes.

Si a la “Justicia se le ata” con nombramientos de turiferarios que obedecen las instrucciones del Poder Ejecutivo, o a la Justicia no se le dota de sus “instrumentos necesarios” (leyes justas y funcionarios íntegros y dotaciones adecuadas a las necesidades) de nada vale seguir hablando de Democracia o de un Estado progresista, sino de algo incalificable y de resultados no deseados.

Cierto que el alarmismo no es buen consejero para enfocar y resolver los problemas.

Pero peor consejero es el “estado de crispación de unos contra otros que estamos padeciendo”.

Y así va a resultar imposible que, por lo menos, nos ilusionemos sobre futuras medidas de protección y amparo a la emigración española.

Los unos contra los otros no fueron los que labraron esa obra magna de la concordia que se llama Constitución Española de 1978.

Los unos contra los otros, que ahora visionamos y padecemos, es una destrucción de la convivencia y el progreso, porque el progreso no viene por tener unas siglas, sino por ejercer el sentido común, la ponderación y el premio al que trabaja y produce.

Y de todo esto los emigrantes españoles sí que pueden darnos alguna lección.

¿Vamos a seguir viviendo los unos contra los otros?

(*) Fundador del Despacho Martínez Barros en Vigo, uno de los más prestigiosos y grandes de Galicia,
formado por abogados gallegos.
Director de los servicios jurídicos del R.C. Celta y Vicepresidente en su día.
Persona ligada a la emigración con más de 1.500 artículos publicados en varios medios.