Generación Recuperada,  Retornados a España

Acerca del Retorno de los ‘nuevos’ españoles y la importancia de la preparación

profesional para tal empeño.

La “desaceleración” social como estrategia para retornar.

Mirardo Martín García

Profesor en Universidad de La Habana

 

Deseo aclarar que el titulo que quise darle a estos párrafos se refieren a mi idea particular de los hechos observados y en parte a confesiones de jóvenes que estaban en el proceso de recuperar la nacionalidad española. También que me refiero a esta problemática en Cuba.
En el caso de Cuba es muy frecuente que los jóvenes que están aspirando o en pleno proceso de emigración a cualquier país salgan, soliciten su baja, se desconecten de los estudios y del empleo, especialmente de los programas de estudio del Estado de nivel medio y universitario, así como del empleo formal. Lo consideran un paso previo necesario, casi un trámite más; a mí siempre me ha parecido una sin razón total porque lejos de beneficiarles les deja en peor situación para insertarse en la sociedad a donde aspira a llegar para continuar su vida.
Primero expongo el por qué lo hacen, según expresan: tener un título de medio y alto nivel educacional puede requerir de permisos especiales para obtener todos los documentos o “permisos” para emigrar, además no están interesados en gastar dinero en la revalidación de esos títulos, porque no lo tienen o no dispondrán de él hasta que logren tener empleo en el país adonde van. Con el empleo formal sucede lo mismo: si no están empleados no hay necesidad de permisos.
Es frecuente que estos jóvenes se decidan entonces por “cursos” cortos o acelerados de idiomas, cocina, fotografía, etc., conocimientos que consideran claves de éxito futuro. Sin considerar que nunca antes les habían interesado ni tienen habilidades reales para ello.
Es cierto que el proceso para emigrar desde Cuba fue dilatado y complicado, según se ha reconocido desde aquí y se trató de simplificar con una nueva ley, pero creo que la preocupación mayor del emigrante debería ser llevarse consigo todas las potencialidades posibles para insertarse en el país a donde va. Y llegar allí sin título o currículo alguno que le ayude a tocar y abrir puertas en una mala elección. Creo que invertir en “llevarse” cualquier calificación que uno tenga, debidamente legalizada ante las leyes del país de acogida, es la primera gran inversión y el primer éxito en el camino migratorio.
Es cierto que aún las personas calificadas pasan por tropiezos y obstáculos en cualquier país, se expresan discriminaciones de diversa índole: por etnia o nacionalidad, racismo, entre otras, pero siempre estarán en mayor ventaja para aprovechar las oportunidades que se presenten, darán mayor oportunidad a los grupos de apoyo en lograr una ubicación para ellos que contribuya a mejorar el status social de los emigrados.
En otros términos, por ejemplo: un profesor de enseñanza media que emigre con sus títulos puede lavar platos un tiempo y gracias a la dinámica de su inserción social llegar nuevamente a trabajar como docente, pero alguien que no pueda probar ninguna calificación siempre estará expuesto a quedar en los puestos más bajos en la escala laboral.
Cuando he hablado con jóvenes que están haciendo algo así les expreso mis dudas, les hago las preguntas que me surgen, pero casi siempre encuentro que no tienen una idea clara de qué les espera en el país de destino, encuentro en ellos una confianza vaga en que todo va a ir bien pero sabemos que no todo está bien en los países de destino. Si es así para quienes viven allí ahora, pues lo será también para los que lleguen después.
A todos quienes se preparan a retornar les sugiero que valoren “llevarse todas las potencialidades posibles”.