Distintas historias, idéntica necesidad

Tras toda una vida en el exterior, todos coinciden en las dificultades a la hora de lograr un alojamiento en su tierra de origen
HÉCTOR DÍAZ – MADRID – 24-08-2011
Los retornado coinciden en las dificultades que tienen a la hora de volver. Da igual el país de origen, las experiencias vividas o el origen. Los problemas al volver son comunes.
Esperanza Fernández y Manuel Pérez.
Esperanza Fernández y Manuel Pérez.
ESPERANZA FERNÁNDEZ Y MANUEL PÉREZ Tomado de:http://www.laregioninternacional.com/noticia/106724/emigrantes/retornados/madrid/

Emigrantes en Argentina y Camerún

En la residencia de ‘El Retorno’ todo es posible como lo acaban de demostrar Esperanza y Manuel. Esperanza nació en Vizcaya y se marchó con su familia a Argentina. Allí se casó y fundó una familia hasta que se quedó viuda hace ya 17 años.

Por su parte Manuel Pérez nació en Barcelona, pero casi toda su vida la ha pasado en Africa. Más que emigrante, Manuel se define como ‘aventurero’. Tiene el título de ingeniero civil y ha trabajado en Cooperación Internacional construyendo puentes, carreteras, centros de salud y equipamientos básicos para la población local en países como Tanzania, Sierra Leona, Kenya, Madagascar, Liberia y sobre todo Camerún.

Ha sido una sorpresa para ambos. En el caso de Manuel reconoce que se cansó de esos ’16 años que llevaba en África como perro solitario’. Acaban de cumplir su primer año de casados y eso es algo que se refleja en los gestos y miradas. Han estado viajando por el País Vasco donde han conocido a la familia de Esperanza y ahora sus objetivos pasan por buscar un piso donde puedan disfrutar de este regalo inesperado de la vida que han encontrado en El Retorno. 

DANIEL VARELA

Emigrante en Venezuela durante 33 años 

Daniel Varela ha sido el último en llegar a ‘El Retorno’ tan sólo lleva mes y medio en la residencia. Emigró a México a los 33 años tras una compleja separación con la que había sido su mujer. Regentaban una cafetería en la Plaza de María Pita ‘cuyos beneficios se comieron los abogados’. Sin nada que le atase a España marchó a Venezuela donde trabajó en la hostelería, en locales de alta calidad como maitre profesional. 

El trabajo le fue bien y ganó mucho dinero. El bolívar se cambiaba a 30 pesetas, cuando ahora 1 euro equivale a 10.000 bolívares. Llegó un momento en que se asoció con un empresario local para montar su propio negocio. Invirtió todo lo que tenía e incluso tuvo que pedir prestado para concluir un restaurante de tres plantas que pensaba inaugurar en diciembre de 1999 en el estado de Vargas.

Aquel mismo mes se produjo la conocida como Tragedia de Vargas un corrimiento de tierras que sepultó el local y se llevó miles de vidas por delante, entre 10.000 y 50.000.
Tras aquella experiencia tuvo que volver a emplearse como camarero, aceptando trabajos por debajo de su categoría. Tuvo que trabajar durante mucho tiempo para poder vivir, pero también para devolver el dinero que había pedido prestado. ‘No tengo deudas, devolví hasta el último peso’. 
Lo peor ha sido ahora, justo cuando acaba de cumplir los 65 años ha descubierto que los empresarios para los que trabajaba nunca lo tuvieron asegurado. En toda una vida laboral de 32 años tan sólo tiene cotizados año y medio. Ahora su sueño es regresar a Galicia a donde tiene muchos familiares. 

ELISA CANO VALLE

Emigrante en EE.UU. durante 25 años

Elisa Cano lleva cuatro meses en El Retorno y su anhelo es encontrar un piso tutelado en Madrid, ciudad en la que vivió durante muchos años. Su vida es compleja, porque desde los 6 hasta los 28 años estuvo residiendo en Portugal, de donde era su padre. Luego se asentó en Madrid donde vivió con su madre hasta los 48 años. Trabajó en la antigua Potasas de Navarra donde fue la secretaria del presidente. Tras la muerte de su madre el mundo se le cayó encima y decidió marcharse a Los Angeles, donde vivía una hermana de su madre. Allí empezó un nueva vida. Vendió su casa muy cerca del Paseo de la Castellana y se instaló en un apartamento de renta limitada en Los Angeles. Empezó a trabajar en el Chase Manhattan Bank hasta la edad de jubilación. Sin embargo, la crisis provocó un drástico aumento del coste de la vida que fue comiéndose poco a poco sus ahorros. Cuando su tía murió decidió que quería regresar a España.

JOSEFA NAVARRO FERNÁNDEZ

Emigrante en México. Niña de la Guerra

Cuando estalló la Guerra Civil Josefa Navarro tenía 12 años. Los bombardeos de Barcelona obligaron a su familia a emprender una larga huida hacia la frontera francesa. Recuerda que estuvo andando varios días y cómo iban quedando atrás el ruido de las bombas y los disparos. Fueron largas caminatas hasta que llegaron a Cervera donde por fin pudieron meterse en los trenes que las autoridades francesas habían preparado para ellos. La vida en Francia no fue cómo esperaban. Los tuvieron hacinados en campos de concentración. A sus padres durante todo un año, y a ella seis meses. A los niños los distribuyeron en casas particulares y los escolarizaron en colegios para refugiados.

Al cabo de un año pudieron embarcar hacia México, pero las autoridades mexicanas negaron a la familia de Josefa la entrada en el país. Su padre había sido un activo defensor de la República, y México no quiso acoger personas que se habían significado tanto durante la Guerra. Empieza así una odisea de dos años, primero en Santo Domingo y luego en Cuba, hasta que finalmente el gobierno mexicano sí les permite la entrada.

Allí, Josefa Navarro se casa dos veces y tiene dos hijas, pero sus nietas se van del país, una a Australia y otra a Alemania, arrastrando a sus padres con ellas. Josefa se plantea entonces el regreso a España. Desde el pasado mes de junio de 2010 está en la residencia a la espera de conseguir una plaza para trasladarse a Barcelona.

CLEMENTINA SÁNCHEZ

Emigrante en México durante 53 años 

Clementina Sánchez se marchó de Madrid a México con 30 años, donde conoció al que hoy es su marido, Francisco Alvarado, y con el que decidió regresar a España en 2010. Ha sido modista durante toda su vida. ‘Empecé a trabajar a los 14 años y me jubilé el año pasado, cuando cumplí 82 años’, relata Clementina. Durante todo este tiempo ha tenido una selecta clientela en México, entre las que se encontraba la hermana del presidente, Vicente Fox, sus hijas y muchas españolas. A pesar de que el país le resultaba muy agradable agradable y que se deshace en elogios hacia los mexicanos ella añoraba España.’Yo quería volver y pasar los últimos años de mi vida en España’. Decidió regresar hace cuatro cuando supo de la existencia de este tipo de residencias. No fue fácil la decisión porque en México enterró a su madre.