Estimados lectores:

A propósito de las próximas elecciones catalanas del próximo domingo donde tal vez se decida el futuro de esta Comunidad, que hasta hoy ha formado parte indisoluble de nuestra querida España, la Generación Recuperada ha querido traer a nuestro blog el escrito publicado originalmente en la edición digital de La Hora de Asturias porque establece un contrapunto entre la genuina aspiración de la Generación Recuperada en tener entre sus tesoros sentimentales la recuperación de la Nacionalidad de nuestros padres y abuelos; y la contrapone a la intención de una parte de la población catalana de obtener la soberanía e independizarse de España.Huelgan otros comentarios. Les dejo el artículo del Sr. Poyal:::::PeL Sañudo.

3 de Enero de 2012

Nacionalidad española

La nacionalidad es el vínculo jurídico que une a los individuos con el Estado y le hace sujeto del mismo.

Gentes de AMAIUR, CIU, PNV, ERC,BNG y algunos más, andan promoviendo abandonar la nacionalidad española, mientras 400.000 personas de fuera hacen colas en consulados y embajadas para conseguir un pasaporte español.

Al mismo tiempo que Artur Más, presidente de la Generalitat y también máximo representante del Estado en Cataluña, sacaba adelante su ley de consultas para avanzar en su “transición nacional”, es decir para propiciar la independencia de Cataluña, los medios informaban sobre las largas colas en consulados y embajadas españolas, la mayor parte en Cuba, Argentina, México Venezuela y otros, de descendientes de españoles que solicitan la nacionalidad española ,al amparo de la Ley de Memoria Histórica que permite optar a hijos y nietos de quienes tuvieron que huir de España, entre el 18 de Julio de 1936 y 31 de Diciembre de 1955, y que perdieron o renunciaron a la nacionalidad española. Un inciso, está es la mejor parte de la ley promovida por Zapatero.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, cerca de 200.000 descendientes de exiliados han obtenido ya la condición de españoles y se estima que al prorrogarse la ley, antes mencionada, puede haber otras 200.000 solicitudes más.

Es de justicia nacional que se ofrezca la posibilidad de tener pasaporte español y la protección pertinente, a tantas personas que fueron victimas de nuestros trágicos enfrentamientos. Para algunos la nueva nacionalidad significaría garantía de libertad y poner fin a regímenes dictatoriales que ya combatieron sus ascendientes. De Cuba, mal que le pese a la izquierda radical, hay 70.000 peticiones de pasaportes.

Si unos quieren integrarse, o tener el amparo de la nación española, otros buscan fórmulas para desvincularse de España, empujados por algunos políticos que no han tenido escrúpulos en utilizar el chantaje, el victimismo, cambiar la Historia, e incluso mirar para otro lado cuando apretaba el terrorismo separatista. Desde la Generalitat catalana, máximo representante del Estado, pero de dudosa lealtad constitucional, se pretende presionar al presidente del Gobierno sobre el pacto fiscal, que dicho claramente significa la desmembración de la economía nacional y facilitar la separación anunciada. El procedimiento es una ley de consultas, no vinculantes, y que repetirán los escenarios de seudo referéndum que se montaron en diferentes municipios catalanes con la complicidad del PSC, el de Carme Chacón. Está por ver hasta donde quiere llegar Artur Más y cuanto arriesgará Durán Lleida, cuyo comportamiento político es de hipocresía manifiesta.

Mariano Rajoy, como ya resaltábamos días pasados, dice que renuncia al pasteleo y que exigirá el cumplimiento de la ley, sin perjuicio de que si hay fallos en la financiación autonómica , habrá que corregirlos. Partiendo de estas consideraciones, podría pensarse que el Gobierno debiera tomar algunas iniciativas para contra restar tanto desafío separatista.

En clave provocadora y de escándalo, una podría ser del estilo siguiente: Abrir en las Delegaciones del Gobierno, de todo el país, pero especialmente en Cataluña y País Vasco, oficinas públicas para recibir peticiones de renuncia a la nacionalidad española, algo así como las existentes en algunos obispados para quienes desean separarse de su anterior adscripción a la Iglesia Católica.

Vayamos por partes. La nacionalidad es el vínculo jurídico que une a los individuos con el Estado y le hace sujeto del mismo. Por lo tanto quién esté interesado, que renuncie al vínculo, que entregue el pasaporte, el DNI, carnet de conducir, cartilla de la Seguridad Social y más y más , y que se apunte, si puede, a la nacionalidad de un Estado reconocido por la Comunidad Internacional. Todo muy democrático, sin manipulaciones, ni quema de banderas. De momento podría quedarse en el limbo y con el riesgo de ser expulsado por apátrida, por que aquello de “la república independiente de IKEA “no funciona . El “ius soli” no le pertenece, es de todos los que habitan esta vieja piel de toro. Alguna fórmula suavizante podría ser darles facilidades para ocupar aquellos puestos, en otros países, que dejan vacantes quienes, por el contrario, solicitan la nacionalidad española.

Los malquereres siempre tienen un origen, real o artificial, que debiera analizarse y resolverse, pero cuando se usan a diario aburren a las ovejas. Quienes opten por el adiós, que se vayan, pero la finca es de más gente que la cuidó durante generaciones y cuesta entender que consientan parcelaciones.