Con permiso de…





TRIBUNA ABIERTA DE CARMEN MADRID                                  

Quedan menos de 200 días para que el próximo 25 de mayo se celebren elecciones en los veintiocho Estados de la Unión Europea para elegir 751 diputados al Parlamento Europeo. Cerca de cuatrocientos millones de personas podrán decidir qué Europa queremos. Por primera vez estas elecciones van a desbordar el ámbito nacional para reflejar una contienda entre partidos e ideologías a escala europea. Todo ello en un contexto de animosidad que puede dar alas a partidos xenófobos y de extrema derecha.
Muchos ciudadanos viven con amargura y desafección en estos momentos. Quizás no sean conscientes de la enorme importancia de estas elecciones, lo que hace muy necesario un esfuerzo de concienciación por parte de la propia sociedad civil, los medios de comunicación y los partidos políticos. De las 126 competencias en las que actúa la Unión Europea, cien están bajo responsabilidad directa de la Eurocámara. La co-decisión entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión es un procedimiento legislativo que ya rige para más del 85% de lo que se decide en Bruselas.
Se han dado pasos decisivos para que sean los ciudadanos quienes elijan directamente al presidente del ‘Gobierno’ de la Unión. La Euro-cámara tendrá mayor poder para intervenir en el nombramiento del futuro Presidente de la Comisión pues van a ser los propios eurodiputados quienes lo elijan y se pronuncien en ámbitos tales como la sanidad, la educación, la seguridad, la inmigración, el medioambiente, etc.
España es el Estado en donde más se ha deteriorado la opinión de los ciudadanos sobre la capacidad de la UE para adoptar medidas eficaces contra la crisis. Sólo el 19% de los encuestados tiene una opinión favorable, 9 puntos menos que en el anterior Euro-barómetro, frente al 22% de la UE en promedio. Además, la confianza en la eficacia en el Gobierno nacional respectivo para combatir la crisis es aún menor, solo un 15%, 2 puntos menos que en la encuesta anterior, siendo el promedio europeo de un 21%.
Las próximas elecciones al Parlamento Europeo de 2014 son clave porque la vivencia que tenemos los ciudadanos de esta crisis financiera reclama una respuesta europea que rebose claridad y unidad. Esta nueva forma de elegir al presidente de la Comisión Europea y al Gobierno de la Unión, permitirá instrumentar un enfoque europeo a la crisis que supere las clásicas disputas nacionales, pues la solución a la crisis será europea, o sencillamente no será; del mismo modo que la construcción de una Europa de progreso será con el PSE o, también sencillamente, no será.
Los socialistas y el Partido de los Socialistas Europeos (PSE) hemos avanzado nuestra propuesta a la sociedad europea con el anuncio de la candidatura de Martin Schultz a la presidencia de la Comisión Europea. Las prioridades son dos, por un lado, luchar contra el desempleo y, especialmente, contra el desempleo juvenil; y, por otro, impulsar una distribución más justa de la riqueza, tanto entre países europeos como entre ciudadanos de cada Estado-nación.
Los candidatos a Presidente de la Comisión deberán tener un papel más destacado en la campaña, presentando su programa y participando en debates públicos en todos los Estados miembros. Esta campaña, con candidatos visibles a presidir el ejecutivo de la Unión explicando su programa político, sí que puede generar un debate europeo que merezca tal nombre. También puede superar las clásicas campañas europeas en las que desgraciadamente sólo se discute sobre asuntos domésticos de ámbito nacional, o en las que se ‘escrutinizan’ a los partidos que, en ese momento, se encuentran en el poder en cada Estado.
Sólo podremos despertar el interés de los electores por Europa si somos capaces de centrar el debate europeo en los asuntos que tanto preocupan a los ciudadanos europeos, como el empleo, la economía, la justicia, la educación, la sanidad, y las políticas sociales.
El contexto institucional en el que se ha desarrollado hasta ahora la integración y el proceso de toma de decisiones en la UE, ha propiciado el desarrollo de partidos políticos verdaderamente transnacionales haya sido un trabajo arduo, pues hasta ahora los partidos no hemos sido capaces de vehicular unas elecciones genuinamente europeas. En ellas nos jugamos mucho, y no solo porque demos nuestro apoyo a un determinado candidato, sino porque las papeletas electorales incluirán el nombre del grupo político europeo al que el candidato está adscrito. Una campaña así, con estas reglas de juego, sí que cobra una dimensión europea real. Además, las listas electorales claman a gritos un reequilibrio en la paridad, a la vista de que el 53% de los electores somos mujeres, mientras que estas sólo representan el 35% de los eurodiputados.
Para que sea posible ahora una reforma profunda de la vida política en la UE en favor de los ciudadanos europeos, hemos de implicarnos en profundidad tomando partido por los candidatos que defiendan y van a defender a los ciudadanos, por aquellos que sean leales en la defensa del bien común, por encima de intereses particulares o de grupo.
Carmen Madrid González, secretaria general del PSOE Bruselas