A propósito del artículo

 ¿De qué color son las embajadas y los consulados?

Hemos leído en Crónicas de la Emigración esta entrega del abogado Ricardo Martínez Barros y que UD podrá leer integramente en este enlace.

Es un artículo interesante porque viene a apoyar nuestra tesis de que los consulados son una especie de ‘tierra de nadie’ donde a veces se cometen atropellos y no se cumple con la ética que un representante en el exterior está obligado a demostrar.

El Sr. Martínez dice en una parte de su artículo: 

«Hay determinadas cuestiones que deben ser abordadas de inmediato si no queremos seguir perteneciendo al “club de los rezagados”. Nuestras embajadas y nuestros consulados deben sufrir una revisión inmediata en sus funciones preferentes, porque los intereses nacionales que ahora se discuten están más allá de lograr que un bandido pirata acabe en la horca o que una legación organice mejor o peor la visita del Jefe del estado o del Presidente del Gobierno. Las embajadas y consulados no sólo han de cumplir lo que por norma les viene conferido, sino que han de prepararse para ser mejores embajadores y cónsules en la defensa y proyección de los productos españoles y de todo aquello que suponga defensa de los intereses y derechos de cada español».

Coincidimos y agregamos que muchas veces (con demasiada frecuencia) se descuida la defensa de los intereses y sobretodo de los derechos de cada español. Ellos mismos no consideran el trabajo que desempeñan como un servicio público que es inherente a todo buen funcionario que es pagado por todos y cada uno de los ciudadanos españoles.
Pasa un poco como con los políticos, que como fueron elegidos en una rifa no tienen que rendir cuenta a nadie y permanecerán eternamente acoplados al puesto y los beneficios que este otorga.

Pero sigamos con los puntos fundamentales del escrito de Martínez:

«Existe un malestar contenido sobre el papel que juegan nuestras representaciones diplomáticas. Y esto ya no es una cuestión de “color de partido”, sino que es una cuestión de Estado, y las cuestiones de Estado se analizan y resuelven por todos y entre todos, porque los tiempos de expedir pasaportes cuando se extravían, o prestar asistencia a los detenidos, o realizar funciones notariales o de registro, está bien, y han de seguir prestándose, pero ha de haber una proyección más amplia y competitiva que, si bien no tiene por qué ser el “buscar trabajo” a un emigrante (¿por qué no?), sin embargo ha de abarcar otras competencias que sean más acordes con las necesidades actuales, ¿O acaso la Política no tiene como finalidad primordial el HACER POSIBLE LO QUE ES NECESARIO?

Pues, venga…»

Totalmente de acuerdo!!.
Pero hay más….Veamos.

Este mortal ha tenido que asistir a un consulado español varias decenas de veces y siempre he notado desapego, indolencia, poca solidaridad y desidia en muchos de los funcionarios con los que he tenido que ‘lidiar’. Sí, lidiar…casi hay que hacer de torero porque nunca sabes por dónde va a venir la ‘cornada’.

Incluso he llegado a pensar que pronto los consulados españoles podrían ser un recinto robotizado donde estos entes atiendan y resuelvan todos los asuntos que tienen que ver con los interesados. Como si fuera una de las naves de la Guerra de las Galaxias u otra peli de ciencia ficción. Sólo robots!!. Así nos evitaríamos hablar con los que allí «habitan» o trabajan. Y si tuviéramos que hacerlo ya tendrían un programa informático con las respuestas predeterminadas.

Poco falta para ello…preguntas algo actualmente y sólo recibes la respuesta de que revise la página web del consulado o la información en tablilla a la entrada, entre otras muchas evasivas.

La Humanidad debe tomar nota de que el desarrollo de las NNTT (nuevas tecnologías) no nos debería deshumanizar a tal punto.

Como verán la falta de solidaridad por la que ha clamado el Papa Francisco es esta…intentar dar un poco de calor humano a los que se acercan a pedir ayuda,  para aclarar una duda o recibir una orientación.

Hay, como en toda generalización, excepciones honorables. En mi caso particular, si generalmente he recibido un trato poco cortés de estas Oficinas, las dos veces que tuve la oportunidad de conversar con el Cónsul General Barrios Almazor cuando estaba destacado en La Habana, me llevé una impresión excelente: persona capaz y preparada, humilde y sobretodo humano. 
Pero estas mismas cualidades y otras muchas deberían estos jefes exigir  a sus subordinados.

Por ello, parafraseando a Martínez: Pidamos al gobierno que haga posible lo necesario.

Si así no fuera, arribaríamos dentro de poco a los

 Consulados Robotizados!!.